Son ya muchos años. Muchas cosas
han cambiado desde 1985, cuando empezamos a promover la celebración en las
aulas gallegas el Día Escolar por la Paz.
Teníamos pelo. Menos
años. La misma ilusión. Vvíamos los finales de la Guerra Fría , que era
caliente en muchos lugares interpuestos. El Muro de Berlín no había caído.
Nadie podía imaginar que lo haría en cuatro años. Ni siquiera Gorvachov.
Cantábamos “El Bayon de la OTAN ”, con la Trinca , rataplan, rataplan, rataplan..., los
euromisiles occidentales apuntaban a la ya muy desteñida URSS, y la Educación para la Paz empezaba.
El
desarme, obviamente, estaba en el centro de nuestras preocupaciones, y los Derechos Humanos, siempre los Derechos
Humanos, el currículum de la noviolencia, la Declaración Universal
de 1948, precisamente, el mismo año en el que Mahatma Gandhi, moría asesinado, ¡qué paradoja!.
Llorenc Vidal, un inspector de
educación mallorquín, desde mediados de los años ‘60, venía animando, con
desigual fortuna, a colegios e institutos, a conmemorar, cada 30 de Enero,
aquel magnicidio. Él fue el auténtico impulsor de las primeras celebraciones en
España del DENYP (Día Escolar de la
Noviolencia y la
Paz ). Nosotros simplemente lo seguimos.
Éramos
muy pocos, unos aquí y otros allá, como diría el poeta Manuel María, desparramados por la geografía gallega, promoviendo
iniciativas alrededor de esta fecha, Suso
Jares, Calo Ig lesias, yo mismo,
en Vigo, en Catoira, y muy pocos centros más. Sin embargo, desde mediados de
los años ‘80, la celebración se fue extendiendo, había ya una reivindicación
concreta, un llamamiento al profesorado, las primeras Unidades Didácticas, los primeros encuentros, conferencias, mesas
redondas, talleres..., tímidamente el Día
Escolar por la Paz
empezaba a conocerse, poco a poco, sin apoyos, de manera voluntaria, el
profesorado se sumaba, y no era fácil. Blandos, conciliadores, ingenuos,
utópicos... era de lo mejor que nos llamaban.
Habría
que esperar a la Ley
de Educación del ‘90, a la LOGSE , para que la Educación para la Paz pase a ser un eje transversal obligatorio
del currículo. Fue un cambio radical, propiciado, obviamente, por el trabajo
previo de muchos grupos y organizaciones como la nuestra, en el conjunto del
Estado, entidades de educación e investigación para la paz, agrupadas hoy en AIPAZ, que nacen en aquellas mismas
fechas, algunas alrededor del Movimiento
de Objeción de Conciencia, el MOC
y de la campaña anti-OTAN.
La
transversalidad, es decir, que los objetivos, contenidos, metodologías,
actividades, de la Educación
para la Paz ,
atraviesen e impregnen el currículo en todas direcciones y, sobre todo, la vida
de los centros, se fue convirtiendo, quizás sin quererlo, en tangencialidad, es
decir, tocaba el currículo, en un día, por ejemplo, el de la paz, y luego
desaparecía. También, debemos reconocerlo, hubo escaso interés institucional
por ella, se hizo muy poco en formación del profesorado, se veía con mucha
desconfianza, y el balance final no fue especialmente positivo. Muchas
expectativas y pocas nueces. Por eso, la Educación para la Ciudadanía y los
Derechos Humanos, que recogía muchos de los contenidos transversales
anteriores, se hizo materia diferenciada y con profesorado específico.
Y la Conflictividad y la Violencia escolar se vió, por fin, como un
problema. Y Jokin nos dejó a todos
fríos, en Hondarribia. Era 2004. Y comenzaron en serio los Planes Integrales para la
Mejora de la Convivencia Escolar , los Planes de
Convivencia de Centro, los Observatorios,
los Equipos de Mediación y
Tratamiento de Conflictos.
Y
aquí estamos, a las puertas de un nuevo 30 de Enero, persistiendo en la
importancia de la celebración, pero, sobre todo, de la incorporación diaria de la Educación para la Paz al currículo, en la prevención de las
violencias, en el fomento de la convivencia, en el apoyo a los equipos de
mediación y tratamiento de conflictos, a la igualdad de género, los derechos
humanos, el diálogo y la interculturalidad, la justicia y la noviolencia, los
valores cívicos y democráticos, la ciudadanía, objetivos con los que simbolizar
-en un día- el trabajo de todo un año, de tantos años.
El Seminario Gallego de Educación para la Paz , igual que hace 26
años, ofrece su colaboración al profesorado. En su web: www.sgep.org pueden encontrar numerosos recursos didácticos,
propuestas, como la de los Paraguas por la Paz , una manera muy
vistosa y lúdica de organizar las celebraciones de este 2012.
Y
como en años anteriores, ese día, el 30 de Enero, lunes, tenemos una cita con
el alumnado de Padrón en la Huerta de la Paz de la Casa de Rosalía de Castro, y por la tarde,
la tradicional ceremonia de entrega del Premio
Portapaz, en esta ocasión, a Paul
Ríos, portavoz de Lokarri, Re d
Ciudadana Vasca por el Acuerdo, la Re conciliación
y la Consulta ,
artífice de la Conferencia de Paz de Aiete, que dió paso al final
definitivo de las acciones armadas de ETA, probablemente la mejor noticia del
2011.
Felicidades
y gracias a todo el profesorado, al que sigue considerando que la Cultura de la Paz merece la pena, que los Derechos Humanos siguen de actualidad,
que los valores cívicos y democráticos no son una moda, y que la convivencia escolar, se construye, la construimos, cada día, y todos los días,
con las manos juntas, nunca alzadas,
que diría Federico Mayor Zaragoza.
Gracias.
Manuel Dios
Diz es
maestro, licenciado en Geografía e Historia por la USC. Preside el
Seminario Gallego de Educación para la
Paz y dirige la Fundación Cultura de Paz en Galicia. Forma parte
del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar.
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